En el Pleno de ayer por la tarde, el PP trajo, por urgencia, una moción de corta y pega de las que mandan desde Madriz a provincias. El tema era el canon digital, el NO al canon digital.
No quiero extenderme mucho, porque es un tema complejísimo, del que se ha escrito muchísimo; pero no quiero dejar pasar la ocasión de relfexionar sobre las formas y los fondos en campaña.
El "No al Canon" de la página web de Rajoy, el de las mociones a tutiplén en todos los Ayuntamientos, es un no de conveniencia, que deberían adoptar al menos con cierto pudor, ya que en junio de 2006 votaron a favor de la Ley de Propiedad Intelectual, que consagró el canon digital en España.
Antes, por 2005, se habían mostrado favorables a eliminar el derecho a copia privada, pero de eso tampoco se acuerdan.
Admitiendo que estas navidades de verdad Rajoy se hubiera caído del caballo e iniciara una seria guerra contra el canon, ¿no podría haber hecho algo más que apoyar la ya famosa enmienda Guillot?. Aun habiendo prosperado esta enmienda, por estas fechas, y en un año, estaríamos hablando de buscar alternativas; ¿cuáles serían Sr. Rajoy?, no hay nada que decir al respecto. El PP, el partido de la tecnocracia, el partido de Pizarro, el partido que nunca falla, no tiene nada que aportar en este sentido; salvo la propuesta irresoluble de derogar el art. 25 de la LPI y pasar directamente a incumplir lo recogido en la directiva 2001/29/CE.
He de decir que no estoy a favor del canon digital. Creo que no es la solución técnica perfecta, y creo que es la gota que colma el vaso en el panorama de la propiedad intelectual (me gustaba más la propuesta de Rajoy de una Agencia Pública de Propiedad Intelectual), donde consumidores, AYuntamientos, y todo tipo de entidades sin ánimo de lucro, nos vemos obligados a pasar por nuevos aros cada día. Espero que sea transitoria, que sea mejorada. Esa es mi opinión.
Cuando un partido, que aspira a gobernar España, se manifiesta en contra de algo tan significativo como el canon digital, debería presentar una postura clara y alternativas coherentes. Ese es el fondo de la cuestión.
De las formas, de haber utilizado como palmeros a sus correligionarios locales, cuando no se llevó a cabo con la mínima seriedad la tramitación parlamentaria de la Ley de la Sociedad de la Información, ya ni hablamos... Son cosas del eterno candidato.
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